El trastorno del espectro autista (TEA) es un síndrome complejo, caracterizado por una interacción social deficiente, un lenguaje deficiente y un comportamiento estereotipado y repetitivo. Además, una gran cantidad de personas con TEA presentan una regulación alterada del sueño, un aumento de la ansiedad y funciones cognitivas deterioradas, como el aprendizaje y la memoria. El estudio de los TEA se ha centrado en niños y jóvenes y, a pesar de que la gran cantidad de personas con TEA son adultos y ancianos, se sabe poco sobre el impacto del envejecimiento en este grupo de edad. Teniendo en cuenta que la esperanza de vida aumenta en la población normal y que algunas disfunciones cognitivas están asociadas con el envejecimiento, es importante saber si las características distintivas de los TEA mejoran o se deterioran con el envejecimiento. Los estudios que relacionan el TEA y el envejecimiento son escasos y controvertidos.
Drosophila es un excelente modelo para estudios genéticos y se ha utilizado ampliamente como organismo modelo para estudiar el envejecimiento, la interacción social, el comportamiento del sueño y funciones cognitivas como el aprendizaje y la memoria. Los cuerpos de hongos y la unión neuromuscular adulta en Drosophila han sido útiles como sustratos neuronales para evaluar los cambios de conectividad relacionados con la edad y la remodelación sináptica en modelos de trastornos del neurodesarrollo humano. Mi investigación actual se centra en comprender el impacto del envejecimiento en los TEA, utilizando modelos antiguos de TEA de Drosophila que presentan defectos en la regulación de la sinaptogénesis, disfunción en el sistema dopaminérgico y defectos en el proceso sensorial. Estos genes se han relacionado con los TEA, sin embargo, cómo estos genes/proteínas están involucrados en el proceso de envejecimiento en los TEA y cómo están relacionados con el mecanismo patogénico sigue siendo difícil de determinar.
